La reconstrucción del mundo del trabajo

desde 1870 en Paraguay *

 

Jorge Coronel **

Artesanas. Asunción del Paraguay. Foto: Carolina Crisorio 

 

Esta presentación tiene la intención de dar una breve mirada al mundo del trabajo desde 1870, el inicio de la clase trabajadora paraguaya  en el contexto del fin de una época e inicio de otra.

 

Cuando   el tema   a ser abordado, se refiere al periodo inmediato a la post guerra de la triple alianza,   no se puede iniciar una ponencia, aunque para mucho parecerá reiterativo,   sin contextualizar la situación en esos años.   Es que el fin de la guerra, como lo escribió tan certeramente JC Herken, 1870 “es una de esas fechas sacrosanta,  que parecen gozar de la increíble capacidad de detener en un solo día toda una serie de procesos, e iniciar otra”.

 

El fin de esta guerra  es uno de los pocos a ejemplos de destrucción total de una sociedad y su posterior reconstrucción, prácticamente sin apoyo de las fuerzas que participaron de la destrucción. El mundo del trabajo, y consecuentemente, la economía, se vio afectada por la destrucción masiva de casi toda la infraestructura del país. Fueron destruidas las industrias, como la acería de Ybycui o el taller del ferrocarril, la flota mercante,   los puentes, los caminos abandonados, en definitiva habían desaparecido los principales elemento para sostener una economía y se debía empezar a reconstruir.

 

En el siempre difícil cálculo de la cantidad de habitantes de antes de la guerra, por los escasos y poco confiables datos con que se cuentan, hoy se estima con bastante consenso,   que un numero de entre 450.000 a 600.000 habitantes puede  ser  una  cifra bastante  aproximada.  Siguiendo  con estos  cálculos  se asume  que sobrevivió 1/3 de la población. Según observaciones  y apuntes de algunos extranjeros,  se estima que en muchos vecindarios, la población estaba compuesta en un 85%, de viudas y huérfanos.

 

Esta  desolación post guerra, sumió al país en una miseria terrible, muchos de los  refugiados  de  la  guerra  que  se  acercaban  a  Asunción,  morían  en  los caminos o mismo en las calles de la Capital, víctimas de la hambruna y las enfermedades, yaciendo sus cuerpos allí donde caían. Esta era la realidad y con esto se debía levantar el país, con una población mayoritariamente de desvalidos,  huérfanos  y  viudas,  como  lo  publicaba  el  periódico  “la Regeneración”.

 

Los gobiernos que asumieron en el Paraguay no escaparon de la lógica vigente en muchos países en la misma época, que sostenían la necesidad de

1- la conveniencia de atraer inversión extranjera a países subdesarrollados, y

2- de promover políticas para incorporar trabajadores inmigrantes.

 

 

Vendedoras ambulantes. Frontera paraguaya frente a la ciudad argentina de Clorinda.

 

 

Pero tenemos que reconocer que la realidad arrastro hacia el desengaño aun a las más interesantes propuestas para levantar el Estado, la economía, el comercio, la educación, es decir al país. De los intentos de establecer fuertes colonias extranjeras, se tiene la experiencia con colonos de Alemania en 1870, en la misma época la de los ingleses, los conocidos como Lincolnshire Farmers, y más tarde la de los alemanes en San Bernardino y Nueva Germania, y  ya en los años 90   la de los australianos. Todas estas fueron experiencia con poco impacto en nuestra economía y en el mundo del trabajo.

 

En cuanto a las tareas laborales,  los artesanos  al poco tiempo empezaron con la actividad económica. Eran mayoritariamente paraguayos, talabarteros, carpinteros, artesanos en platerías, graficos, etc.,  que aprendieron los oficios, ya sea con artesanos que pasaron o al trabajar por algún periodo de tiempo en otro lugar.

 

La contribución de la doctora Bárbara Potthast, documentando el aporte de las mujeres en la economía de post guerra, demuestra que esa importancia económica ya venía de antes de la guerra. De cualquier manera las mujeres estaba fundamentalmente    relacionadas con el mundo del tabaco, la elaboración de petit grain y las tradicionales naranjeras, además de las ventas de alimentos caseros a los viajeros del tren.

 

Legislación y leyes

 

En el intento de construir la Nación, se dictaron algunas disposiciones con carácter laboral, esta tenían casi todas características punitivas y compulsiva, especialmente hacia los “vagos”, término usado tanto por las autoridades como en la prensa, hacia muchos de los desocupados, que en realidad no tenia posibilidad de encontrar alguna tarea rentada, eran en realidad desempleados velados.

 

También se reglamentó declarando ilegal la siesta, se intento obligar a los agricultores sin tierras, a juntarse en pequeña asociaciones rurales de producción y Los propietarios estaban obligados a reparar sus casas dañadas o destruidas por la guerra. En realidad esto era más una declaración de intenciones, pues no se tenía medios para hacer cumplir estas disposiciones.

 

En verdad la misma Constitución de 1870, eran un cuerpo legal sin mucha vida práctica, que llevo al político y escritor Natalicio González, a subrayar que esta, la Constitución, era un cuerpo extraño, exótico a la sociedad paraguaya. Las primeras organizaciones obreras invocaban también la Constitución como amparo social.

 

En cuanto a la relación del trabajo con la ley, el mejor ejemplo lo da Rafael Barret, que reproduce un decreto firmado, en 1871,  por Cirilo Rivarola y Juan B. Gill, que prohibía abandonar el trabajo, sin expresa autorización del patrón, bajo pena de prisión y multa, era la vuelta a la esclavitud.

 

Los gobiernos que asumen luego de finalizada la guerra tienen un discurso liberal, como la Constitución, pero rápidamente adopta disposiciones como la de  establecer  qué  se  debe  plantar,  donde  y  quienes  estaban  obligados  a hacerlo,  que eran medidas que se podrían ajustar más a los gobiernos de pre- guerra y que ellos mismo habían criticado.

 

También la prensa pretendía dictar nomas de convivencia, como el caso de “la Regeneración” que se decía guardiana de la moral, y pretendía impedir que los trabajadores  panaderos en sus momentos de descanso, lo hicieran desnudos en los patios de las panaderías.

 

También son de la misma época las  primeras reglamentaciones y disposiciones sobre el trabajo domestico de las mujeres, estás   destinadas a evitar que se “cometieran abusos”, lógicamente de parte de las mujeres trabajadoras, que tenían la “mala costumbre” de buscar mejores condiciones de trabajo, abandonando a sus patrones.

 

Migración y movilidad

 

Con los ejércitos  de ocupación,  llego  también  un ejército de acompañantes que, principalmente,  servían a las tropas aliadas estacionadas en Asunción. Eran pequeños comerciantes, aventureros, vividores, algunos artesanos, que una vez   retiradas la tropas, muchos quedaron y posteriormente lograron constituir la pequeña burguesía asuncena.

 

Apartes de estos pequeños grupos de extranjeros en líneas generales, el Paraguay encontró poco éxito en la idea de atraer a inmigrantes extranjeros. Eso hace que se tenga una de las características de la futura clase obrera paraguaya,  que estaba mayoritariamente  integrada por  paraguayos,  a diferencia  de  nuestras  naciones  vecinas,  que  llegaron  a  contar  con  gran número de inmigrantes integrándose a la clase.

 

En todo este periodo de tiempo analizado, la movilidad es una de las características del trabajador de la región, puesto que esto formaba parte de un  elemental  sistema  de  sobrevivencia.  Buscar  nuevos  horizontes,  muchas veces enganchados incluso por enganchadores profesionales, era la forma de tratar de   escapar de la extrema pobreza. Esta permanente rotación era en toda la zona del Plata.

 

En 1874 la prefectura de Corumba, registraba la llegada de un barco con trabajadores,  de los  cuales  85  eran hombres,  150  mujeres  y  42  menores., todos huyendo de las muerte segura, por la miseria,  en Asunción.

 

Si bien en esta época se huía de la pobreza,  las  epidemias,  de la falta de trabajo, durante muchos años el paraguayo, y muchas veces toda su familia, huía de las revueltas políticas, que siempre terminaba reclutando a los trabajadores,  de  la  cuidad  o  del  campo,  para  sus  aventuras  bélicas.  Era conocida la alternativa de asilarse en la “legación Kai”, es decir esconderse en los montes y posteriormente huir al extranjero.

 

Aun años después en la construcción del ferrocarril de Mato Grosso, casi todo el personal era paraguayo, y para muestra que no cambiaron los tiempos, se tenían reclamos en la prensa, del cónsul paraguayo, por las condiciones de trabajo,  denunciando  la  explotación.  Claro  que  desde  aquí  le  respondía  el cónsul brasilero, denunciando a su vez las condiciones de semi esclavitud en que se mantenía a los trabajadores  en casi todo el Paraguay.

 

 

Frontera argentino-paraguaya. Foto: Carolina Crisorio

 

Tierras, conflictos y enclaves

 

Las ventas de las tierras fiscales, a partir de 1883, por parte del presidente Caballero, fue un nuevo intento de generar recursos para poner el país en marcha. Pero como en muchos casos, el remedio fue peor que la enfermedad. A  partir de  1900,  se  instalaron  grandes  empresas  extractivas,  que prácticamente  acapararon el 90% de las ex-tierras fiscales.

 

De allí en adelante gran parte de los trabajadores, estarán relacionados con la yerba mate, cosechando transportando, cargando y descargando, trabajando para las empresas  extranjeras, especialmente la I ndustrial Paraguaya, la Mate Larangeira   y  al  compañía   Barthe.   También  se  consolidan   las   industrias extractivas forestal y de tanino, tanto en los montes a orilla del rio Paraná, como en el chaco paraguayo.

 

Un dato anecdótico  es que desde 1900  en adelante,  la expansión   de gran parte del sistema ferrocarrilero argentino, se da gracias a la explotación indiscriminada de la madera paraguaya, extraídas de los montes por un verdadero ejército de esclavos.

 

En 1895, dentro de un proyecto de incorporar nuevas técnicas en la economía rural, se desarrollo una propuesta de mejorar el cultivo del tabaco, tanto en la técnica, como en las variedades cultivadas. Se trajeron técnicos cubanos que aportan la experiencia de su país para introducir una nueva variedad y sobre todo nuevos  métodos  de cultivos,  con resultados  similares  a los  de Vuelta Abajo en Cuba..

 

Las industrias tanineras, para 1900, emplean mano de obra indígena, peor pagada, campesinos desocupados, ya sea por huir o por malas cosechas y también algunos  trabajadores  argentinos  con experiencia  en el chaco argentino, que comandaban el trabajo.

 

Indudablemente que los análisis críticos sobre el desempeño de la mano de obra paraguaya, acusada de vago, de tener poco apego al esfuerzo, ignora el sentido arraigadamente rural, fuertemente cíclica, que se mantuvo por mucho tiempo. Estos críticos sobre la holgazanería,  evidentemente no conocían el trabajo en los obrajes y en los yerbales.

 

Para finales del siglo XIX se tienen nuevos trabajadores, como, los trabajadores de las tananineras, las madereras y obraje, y la fabricación de azúcar. Se tenía consolidada una pequeña burguesía que era dueña de tierras, tenía la exclusividad del comercio de importación y exportador, dueña de bancos, y por sobre todo con lazos consolidados en el gobierno. El pequeño mundo de los negocios,   obligaba   que   prácticamente   todos   participaban   de   todos   los negocios, siendo al mismo tiempo, banqueros, comerciantes, ganaderos.

 

También se tenía un sector de pequeños comerciantes o industriales, funcionarios públicos, legisladores y militares, que se concentraban en las principales ciudades, Asunción, Concepción, Villarrica, Pilar.

 

El grupo más numeroso eran los obreros, pequeños artesanos, trabajadores rurales y campesinos,   si bien estos eran al mismo tiempo, pequeños propietarios, arrendatarios, y jornaleros rurales. La producción rural de estos trabajadores de la tierra, se veía dificultada por el escaso mercado interno y la falta  de  infraestructura  para  comercializar  su producción,  lo  que llevaba  a tener que trabajar ocasionalmente en las grandes estancias.

 

En el Paraguay se afianzan los enclaves económicos cerrados, de las ciudades industrias,  como  la  los  Casados  en  el Chaco,  o  Ygatymi de la Industrial Paraguaya, denunciado por Rafael Barrett en sus escritos. Eran verdaderas ciudades fábricas, que tiene un crecimiento vertical. Es decir producen, almacenan, comercializan, transportan todo en una compañía, lo que hacía que  los rubros  subsidiarios,  que normalmente fortalecen las economías locales,  no crecieran como en otros países.

 

Desde el fin de la guerra hasta los primeros años del siglo XX, se podría hablar de  una  división  del  trabajo,  al  norte taninera,  forestal-obrajera,  y  al  sur agrícola, de pequeña producción comercial y en el medio de estos dos bloques, el transporte, ferrocarril y sobre todo fluvial. Todo movido con el esfuerzo de la clase trabajadora, donde la riqueza generada era transportada más que por los ríos, sobre las espaldas de la explotación.

 

A modo de conclusión

 

– El mundo del trabajo del Paraguay se debe entender como un todo de la región del Plata, desde el Mato Grosso brasileño, hasta los puertos de Buenos Aires y Montevideo, pasando por los puertos obligados, Corumba y Asunción. La historia del internacionalismo obrero esta en nuestros ríos.

 

– Las mujeres que cumplieron un papel clave en echar a andar el país, ya tenía un papel importante en la economía de la pre guerra, solo que mucho menos visibilizada.

 

– Por muchos años se intentó por todos los medios atraer inmigrantes e inversiones extranjeras a nuestro país, de hecho muchos aun lo siguen intentando hoy, como cuasi única manera de desarrollo. En general podemos decir que ni los inmigrantes ni las grandes inversiones extranjeras, que llegaron a nuestro país, significaron grandes avances a favor de la clase trabajadora.

 

–  Paralelamente  al  desarrollo  de  la  economía,  se  fueron  consolidando  los grupos de resistencia obrera, fundamentalmente de la mano de los primeros anarquistas, siendo los gráficos los que conformaron el primer sindicato, o sociedad de resistencia en 1886, comenzando la historia de resistencia. Para los primeros años del siglo XX ya conformaron las primeras centrales y luchas gremiales.

 

– Con respecto a la clase trabajadora, ¿qué afecta que no hayan escrito sus memorias, sus intrigas marginales, sus lujurias regadas de caña? Su historia revolucionaria estuvo siempre cohibiendo, en todo momento, sin dejar dormir tranquila a la elite oligárquica. La historia de esos vagos, pobres o explotados fue  real  y  permaneció  agazapado,  presto  a  saltar  para  decapitar  a  los defensores del Estado opresor y de una Cultura Elitista. Hoy no queda otro camino que la lucha, en todos los estamentos, por erradicar la alienación. Ese sigue siendo sí, una tarea revolucionaria diaria.  Muchas gracias.

 

 

NOTAS

 

* El presente trabajo ha sido presentado en el Congreso Internacional de la Asociación de Historiadores Latinoamericanos y del Caribe (ADHILAC Internacional) “La formación de los Estados latinoamericanos y su papel en la historia del continente” realizado del 10 al 12 de octubre de 2011 en el Hotel Granados, Asunción, Paraguay, organizado por Repensar en la historia del Paraguay, Instituto de Estudios José Gaspar de Francia, Asociación de Historiadores Latinoamericanos y del Caribe, Centro Cultural de la Cooperación “Floreal Gorini” (Argentina). Entidad Itaipú Binacional. Mesa: Repensar la historia del Paraguay: de la independencia a la Guerra de la Triple Alianza y su repercusión continental.

 

** Universidad Nacional de Asunción

 

Ariadna Tucma Revista Latinoamericana. Nº . 7. Marzo 2012-Febrero 2013 – Volumen I


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